Sobre lo diabólico y el anticristo
"No améis al mundo ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él,
porque nada de lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de
los ojos y la vanagloria de la vida- proviene del Padre, sino del mundo. Y el
mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para
siempre."
San
Juan Apóstol
Dios no condena el uso de las cosas del
mundo, sino su abuso. Las cosas fueron hechas para ser usadas, no para hacer un
uso abusivo de ellas.
Una persona puede identificarse con una
determinada religión, pero si ama las cosas del mundo tiene personalidad
satánica. Lo diabólico consiste en amar más las cosas terrenales que a las
espirituales.
Los hombres que obedecen los deseos de la
carne y los deseos del mundo se alejan del Reino de los Cielos.
Los
que andan según sus malos deseos causan divisiones y no tienen al Espíritu.
El deseo es esclavitud. Las pasiones llevan
al sufrimiento y a la condena.
En la Sagrada Escritura Jesús ha enseñado
que no son necesarios los sacrificios, y que no son trascendentales las formas
exteriores del culto. Lo verdadero es lo que anida en el interior de cada uno y
su intención que fluye a través del pensamiento.
"Todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios, y este es el espíritu del
anticristo."
"Ellos son del mundo y por eso hablan
cosas del mundo y el mundo los oye."
El anticristo no es uno solo, han surgido
muchos anticristos a lo largo de la historia. Anticristo es todo aquél que
niega que Jesús es el Cristo, el Hijo del Padre.
El paráclito