viernes, 1 de julio de 2016

la sectaria

la sectaria

         "Dios, Santo Padre, no necesita de nuestra mentiras."
          libro de Job
   
    este es un pueblo aburrido que respira tranquilidad y donde siempre es la hora de la siesta, es como si todo se encontrara adormecido. en magdalena no te das cuenta que estás solo y triste, es un lugar ideal para estar solamente de paso y echar una meada.  por las noches  el canto de los grillos cubre las estrellas, aquí la gente pobre no tiene historias felices.
    lo único que perturba el terrible silencio de magdalena  es el paso de las motocicletas con sus tubos de escapes liberados.
    en primavera millones de sapos despiertan de sus aletargados sueños e invaden la superficie. tal es la multitud que, en las calles asfaltadas, quedan aplastados formando manchas negras.
    desvelado, por el insomnio, me encuentro leyendo herman hesse. amanece con el canto de los gallos, se sienten los primeros rayos del sol y se oyen los cantos de torcazas y zorzales.
    por acontecimientos históricos hoy es feriado. me cambio de atuendo y voy caminando a la plaza céntrica para asistir al acto conmemorativo.
     llego y me ubico de manera gregaria frente al palco.
    observo alrededor, entre el gentío, relojeando encontrar a alguien con quién hablar. entre la arboleda, mirando hacia lo alto, se puede ver la cúpula de la iglesia. a mi lado hay una mina con buenas gambas metidas en una pollera con un gran tajo, tiene también una cartera vieja marrón y su mirada es fija e indiferente. es la clase de mujer que no mira con interés y deduzco que no coge. sin embargo su rostro me resulta familiar y la observo detenidamente, ella cruza una mirada furtiva que me saluda. esto no resulta extraño en un pueblo. aquí todos saben de todos y lo que no se sabe de alguien se inventa o imagina. como el desarrollo de la jornada es fútil, recuerdo de donde registro a la muchacha y me aproximo al oído y le pregunto:
    -¿vos sos amiga de aníbal?
    ella asiente con su cabeza y nuevamente arremeto:
    -supiste que aníbal regresó a oberá.
    -¡ah! ¡no! -dirigiendo su mirada hacia afuera-.  igualmente yo lo deje de ver porque robert y charles no me lo permiten.
    -¿quiénes son ellos?
    -son los chicos rubios de la congregación.
    -¿son esos muchachos que visten saco y corbata, que van casa por casa diciendo que son puros, que viene el fin del mundo y que regalan biblias falseadas? -digo.
    -¡sí son ellos! –pero son vírgenes porque nuestra religión dicta que no hay que tener relaciones antes de casarse –. y con respecto al armagedón nuestro profeta nos enseña que ahora eso lo están reformando...  que están corrigiendo las señales.
    -me parece muy bien –y agrego- ya que decían primero que era en 1991, después lo pasaron a 1998, después al 2000 y, por último, aseguraban que era en el 2012; y así lo siguen corriendo...
    dada la ambivalencia de nuestras posiciones nos quedamos como en un velatorio.
    esto me recuerda a un compañero de la primaria que no respetaba la bandera argentina pronunciando: “esto es solamente un trapo.”
    según las escrituras, Jesús pago todos nuestros pecados con su muerte en la cruz. es decir, ninguna persona está obligada a pagar dinero por la salvación de su alma. expreso esto porque hay muchas sectas y religiones que piden a cambio del "perdón de los pecados" una contraprestación económica. dios no necesita dinero. "en tiempos oscuros nacen falsos profetas", reza una canción de sabina.
    sentí aversión por ella; pero después, con el propósito de enmendar lo sucedido, aprovecho que pasa un cafetero y le pregunto si desea un café. ella responde:
    -¡no! ¡el café es pecado! -cruzando su brazo derecho sobre su pecho.
    -¿cómo que es un pecado? –pregunto con ojos bien abiertos.
    -sí, el café trae muchos males.
    ante esto quedo estupefacto y decido alejarme.
    una vez me dijo un filósofo barbudo que un cuchillo puede servir tanto para asesinar a una persona como, también, puede ser una herramienta útil para  tomar un alimento. quiero decir, el cuchillo es una cosa o un objeto que en sí no es bueno ni malo; todo depende del uso que se le dé. pienso esto porque lo mismo sucede con el café. sí se bebe un litro de café es muy probable que se transforme en una sustancia tóxica que quita el apetito y produce insomnio. pero si se bebe una sola taza no causa ese efecto. lo mismo se aplica aquí, es el uso o abuso que se hace de una sustancia (en este caso el café) el efecto que produce en el organismo, pero el café en sí no es bueno ni malo.
   mientras reflexiono en mi interior la chica me señala y me llama diciendo que por aquí anda robert, que quiere presentármelo. me siento como una liebre acorralada por una jauría; él se acerca y me apreta fuertemente la mano derecha intentado triturar mis nudillos.
    -¿quién es este n.n. que te acompaña? -pregunta robert.
    -me llamo martín -respondo.
    -él es el hermano robert –y añade-, a martín lo conocí aquí.
    robert nos separa y ella se aleja unos pasos. luego me interroga nuevamente:
    -¿sos del lugar?
    -sí, hace más de diez años que vivo aquí.
    -¿cómo conociste a yolanda? -moviendo enérgicamente un brazo a la sectaria.
    -tenemos un amigo en común.
    después me observa como a un delincuente y advierte que llevo colgado un crucifijo en mi cuello. me increpa, “no entiendo porqué hay muchas personas como tú que llevan ese símbolo de Jesús crucificado.”
    ya exacerbado, respondo con fastidio: “lo que se venera en esta imagen es a la persona que representa, no es una adoración. esta imagen nos inspira a dios encarnado y se entiende la realidad que es solo una imagen”. retruco que si ellos no advierten que al entrometerse en un hogar es una práctica de violencia psicológica.
    a todo esto sucede que yolanda, ubicada delante del cordón de la calle, es embestida por una yegua del desfile. esta atrocidad le provoca una luxación.
    en el tumulto de personas, robert me pide que lo ayude a levantarla. llega una ambulancia y la llevan al nosocomio. como un gato sin dueño regreso al hogar de la melancolía.
    una de las grandes mentiras de las religiones es que dios está fuera de nosotros, en el exterior.  afirman que dios está separado de nosotros. en mi entender todos somos uno con dios y formamos parte, en nuestro interior, de una unidad.
    dos meses después supe que yolanda partió al paraguay, como "misionera", a propagar su espuria doctrina.

nf