Romper la realidad
"Los
verdaderos secretos no pueden revelarse."
Carl Jung
Cuando una persona adulta sueña con ser joven, significa que tiene
nostalgia de tiempos pasados; soñar con ser joven anuncia un sentimiento de
reproche e infelicidad. Las pasiones y
deseos que se circunscriben en el recuerdo forman parte de la eternidad, el
problema radica en la relación entre lo real y el deseo.
Hasta hace poco tiempo se usaban chalecos de
fuerza y las habitaciones tenían acolchonadas las paredes para evitar que los
locos no se hicieran daño a sí mismo; en la actualidad no es necesario ese recurso
porque los dopan con pastillas. Únicamente en casos muy extremos amordazan en
la cama a un paciente y, en última instancia, aplican por vía intravenosa la
medicación. Soy un filósofo no un loco, sino no escribiría eso.
Cuando dos personas se aman, no se aman en
la misma medida. Una es más débil y ama sin reservas. El amor es sufrimiento.
Uno de los efectos que puede producir la borrachera del amor es el de una
lúgubre pesadumbre. Sólo quienes han sido mordidos por una serpiente conocen el
dolor de esa mordedura.
El amor es un sufrimiento ficticio.
Cuando tuve catorce años estaba
profundamente enamorado, como ninguna otra vez, de una chica del arrabal. Con
mucha vergüenza me había dirigido a mi padre, no sabía a quién pedir socorro, y
le digo: "Papá estoy muy enamorado, que tengo que hacer", como un
guasón burlón me responde "Y de quién te enamoraste... de tu
maestra", fue la primera vez que advertí tanta humillación.
Los hijos son el reflejo del padre, tienen
lo mejor y lo peor de él. El loco es una víctima de un gran secreto familiar.
Un loco sabe algo que los demás no saben y eso lo atormenta; mi padre ante los
demás (afuera) era un tipo bondadoso, servicial y simpático. En cambio (dentro,
en la reclusión del hogar) era cruel, despótico y golpeador. Llegue a pensar
que él era el diablo, era un secreto que almacenaba desde niño.
Con lo escrito hasta aquí demuestro mi
lucidez. Soy un filósofo no un loco.
Freud sostiene que todos somos un poco
paranoicos, la diferencia estriba que en la mayoría eso se encuentra incubado y
controlado. Pero, distintas circunstancias emocionales (como una profunda
crisis de nervios), despiertan, provocan y desarrollan (en el interior) muchas
voces roncas que hablan y no nos pertenecen, También despiertan siluetas de
sombras negras que persiguen. Son como espíritus que buscan poseer y que
intentan obligar a actuar y decir cosas que no se quiere. No tienes control
sobre eso, y en eso consiste el gran problema. La única solución es la entrevista
personal con profesionales (ya que no se puede abrir una cabeza e
inspeccionarla) de tal manera se logra un diagnóstico y corregir ese
desequilibrio químico con medicinas psicotrópicas. Esas medicinas tienen
efectos secundarios terribles como babear, contracturas, retorcijones, rigidez
(que forja caminar como un robot), pueden provocar parkinson y temblores en el
cuerpo; algún psiquiatra hasta puede llegar a decir que se puede perder parte
de la visión. Pero con el pasar del tiempo, las pastillas, ayudan a corregir
esa anomalía.
Con lo escrito demuestro que no estoy loco.
Alguien que tiene un brote o un episodio
depresivo puede después tener otro brote o episodio mayor. Todo lo que tiene un
antecedente puede repetirse y si no se aprende de un hecho desagradable,
obligas a la naturaleza que lo reproduzca tantas veces hasta que te canses y
quieras cambiar. Un fuego no sigue ardiendo si no se lo alimenta.
Con lo escrito hasta aquí estoy demuestro mí
lucidez.
Los enamorados son personas extrañas, es
una enfermedad socialmente aceptada, y existen ciertas clases de personas que
no quieren curarse y que desean permanecer enfermas. La inteligencia necesita
crecer y avanzar, es bueno tener una experiencia no lo es identificarse con
ella.
La pesadilla de la esquizofrenia consiste
en no discernir lo real de lo imaginario. La esquizofrenia suele venir
acompañada de la paranoia, es decir, a las voces imaginarias se le suman los
delirios de persecución. Es una manera de sentir un infierno real donde los
momentos más importantes del pasado se viven como algo presente. El estrés
despierta alucinaciones de un infierno imaginario que la mente lo vive como
algo real.
Quién escribió esto es un filósofo no un
loco, dense cuenta por la forma que escribo.
Nelson Hussey