miércoles, 1 de marzo de 2017

Rebatiendo a Sartre

Rebatiendo a Sartre

                                                                 "Aquello de lo cual no podemos hablar, debemos ignorarlo."
                                                                                                     Wittegenstein
   
   Jean Paul Sarte sostenía: "Yo no soy nada, no tengo nada. Tan inesperadamente del mundo como la luz, y desterrado sin embargo, como la luz, deslizándome en la superficie de las piedras y el agua sin que nada, jamás, me aferre o me reúna. Afuera. Fuera del mundo, fuera del pasado, fuera de mí mismo: la libertad es el destierro y yo estoy condenado a ser libre."
    Lo citado reúne varias objeciones. En primer término, su pesimismo es fruto de una equivocada concepción de lo que se entiende por libertad. Si se profundiza el tema, la verdadera libertad no es una condena; ya que el hombre es imago Dei, fue creado por Dios a su imagen y semejanza. El Dios Hacedor concibió al hombre libre, y esta libertad es querida y propuesta por el Creador, no constituye una "condena"; ni mucho menos una maldición.
    Siguiendo este análisis, en segundo lugar, Sartre afirmaba que desea estar fuera de la luz, fuera de sí mismo, hasta inclusive expone que se encuentra fuera del mundo. El filósofo francés al negar la luz nos muestra el camino equivocado, el de la oscuridad. Hasta podríamos interpretar que Sartre desea estar fuera del paraíso. Él prosigue diciendo: "... el existencialismo ateo que yo represento es más coherente". Declara que si Dios no existe hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto y que este ser es el hombre.
   Esta aberración es un fallido intento de invertir que el hombre creó a Dios. ¿Cómo es esto? El hombre es creatura, y como tal permanece. Uno de los mayores pecados consiste, precisamente, en querer ser adorado como un dios.
     Más adelante, Sartre continuaba escribiendo: "Yo soy libre, se dijo de pronto y su dicho se transformó en aplastante angustia."
   Lógicamente este pensamiento conduce a un vacío existencial, llegando a negar su propio ser (su misma existencia). De ésta angustia, que Jean Paul siente, deduce finalmente que el hombre viene de la nada y va hacia la nada. Sin embargo, el hombre  no se encuentra en ese estado. En algún momento no había nada (eso es verdad); pero... de la nada no surge nada. Entonces ¿Porqué existe el hombre?

Nelson Kuidef