lunes, 1 de mayo de 2017

La ura

La ura

 "Lo intenso, por una ley poéticamente física, es breve."
                                 Edgard Allan Poe


  Una joven mujer llamada Claudia lleva varios días fané sufriendo una molesta inflamación en el brazo izquierdo, es fastidioso como una mosca verde en verano. El dolor es constante y tiene la mayor parte del tiempo el brazo irritado, también siente movimientos en la hinchazón y.
  Vive en San Martín, en la provincia de Buenos Aires, es soltera y convive con su madre. Claudia se siente sola en su dolor aniquilando todas sus fuerzas y aflojando todos los músculos de. En este mundo todos tenemos un cuerpo tan débil que enfermamos y envejecemos..., podemos morir en cualquier momento. Todos, absolutamente todos, nos vamos a pudrir.
  El médico de cabecera no encuentra ninguna solución al problema que la aqueja. Simplemente le receta antiinflamatorios..., pero al deslizarse una semana no resuelve de forma definitiva el asunto y el doctor disipa derivarla a un dermatólogo de.
  Al concurrir al turno del especialista recomendado, éste observa la infección y no supo dar una respuesta científica al mal que. El problema no es caer sino como levantarse.
  Consulta a otros médicos dermatólogos que tampoco aciertan una cura concluyente y esto la atormenta.
  Un día se encuentra con María, una amiga de la niñez, y le relata el problema que la aflige en. Afuera el viento frio golpea las ventanas, puede verse al viento ingresando.
  María interviene y comenta de un joven especialista en piel, el doctor Ruiz. Las ramas se mecen al ritmo de la corriente. Agrega que es muy bueno en su profesión y que tiene la certeza que él va a encontrar una solución al inconveniente. Claudia, como si le dijeran que Judas no traicionó a Jesús, apunta en el celular el número del dermatólogo recomendado.
  Al pasar dos días, Claudia exhausta, resuelve sacar un turno al profesional confiado por.
  Camina a la clínica y acude a la cita programada. Llamaron a una mujer, después a un viejo. Estuvo esperando quince minutos más hasta que el doctor Ruiz la llama por. Claudia se levanta del asiento y acude a.
  En el consultorio pregunta muy amablemente el especialista:
  -¿Qué le anda pasando?
  -Desde hace tiempo que tengo éste problema –agrega tocándose el rostro-, ninguno de los médicos que consulté me supo dar una cura definitiva.
   El doctor coloca sus dos manos hacia arriba en forma de ojiva y dice:
  -Haber muéstreme el problema.
  Claudia desnuda su brazo y le muestra la hinchazón.
  -¿Esta infección se mueve? –pregunta el médico.
  - ¡Sí! -afirmando con la cabeza-. ¡Como lo supo! Responde Claudia extrañada.
  -¿Por casualidad usted estuvo en la provincia de Misiones?
  La paciente pasa una mano en la frente y recuerda que hace un mes estuvo en Iguazú.
  El doctor Ruiz indica:
  -Tiene suerte que soy oriundo de esa zona, lo que usted tiene es una ura. Una afección exclusiva del noreste argentino.
   -¡Ah! -con sorpresa y emoción.
   Interroga intrigada Claudia:
   ¿Y en qué consiste?
   -Es una mosca llamada ura que raramente deposita sus huevos en humanos vivos, en verdad, primero la mosca deposita sus huevos en un mosquito y (a la vez) cuando este mosquito infectado pica a una persona inyecta en la picadura los huevos de la ura. No es muy común, pero a veces.
   Un frio recorre la espalda de Claudia y pregunta:
    -¿Tiene cura?
  -Sí y es muy simple. Tiene que colocarse jabón húmedo en forma de pasta o bolita en la zona infectada. Luego deja que el jabón se seque, unas veinticuatro horas, y las larvas mueren de asfixia.
  -¡Uh doctor!, no sabe como se lo agradezco y.
  -No se preocupe, para eso estamos. Cada uno hace lo que puede.
  Claudia se retira airosa y satisfecha de saber que hay una cura para su enfermedad. Es mejor saber la verdad que ignorar lo que sucede y para llegar a la verdad se necesita humildad. Donde hay humildad hay sabiduría.
  Al otro día ejecuta lo que le revelo el dermatólogo. Al pasar un día más se siente libre como un prisionero que encuentra la celda abierta de su cautiverio. Hay personas que toda su vida llevan una prisión. Por precaución deja pasar unas horas más, aprieta fuertemente con los dedos la zona infectada hasta que se abre una gran boca y las larvas salen expulsadas hacia. Moscas revolotean.


nf