miércoles, 1 de agosto de 2018

las mujeres son todas locas


las mujeres son todas locas

Las mujeres están hechas para ser amadas, no para ser comprendidas. 
Oscar Wilde


   tengo los pulmones negros. antes era muy tímido. con la rigidez y dureza con la que me crio mi padre podría haber pasado dos cosas: que sea un títere o me transformara en un loco: termino siendo loco. me siento desclasado, las cosas no siempre salen como uno quiere. hay que aprender a simular como el zorro para conocer las trampas.
   
    es difícil estar solo y hasta los héroes tienen miedo.
  
    sí el mundo es extraño es por la existencia de las mujeres que son todas raras. al decir verdad, las mujeres son más terrenales, se las puede identificar con la naturaleza porque son impredecibles. no he conocido ninguna dama que sea normal. los varones somos simples, de gustos sencillos y fáciles de predecir y sabemos lo que queremos. en cambio las mujeres siempre están insatisfechas. a las mujeres les gusta las cosas difíciles y complicadas. el que desee seducir a una mina tiene que combatir en su terreno con las mismas armas, es decir, ser impredecible. la mujer es inefable.
  
   a las mujeres les gusta los hombres impredecibles.
  
   para seducir a una mujer hay que ser intermitente, un día hay que darle cuerda y al siguiente soltarla. no se debe obrar siempre de la misma manera, se deben variar los movimientos para confundir al contrincante. si observamos una repetición debemos intentar modificarla. hay mujeres que son como los las cocinas microondas, muy rápido se calientan y muy rápido se enfrían. no está del todo mal hacer uso de humor escatológico y hasta gastarle una broma marcándole algún defecto, es preferible eso a la adulación. nadie se arrepiente de ser valiente. nos comportamos como niños en su presencia y ellas actúan con soltura ante nosotros (llevan en su instinto todo lo relacionado con la atracción y el engaño).

   las mujeres son difíciles de entender, pero nadie puede negar que son los seres más atractivos del planeta.

   para conquistar a una mujer hay que conocerla y aprovechar sus debilidades, ella es el premio. hay que derrotar al miedo que es el gran enemigo que nos lleva al lado oscuro. un gran secreto es no tener miedo a decir o hacer cualquier cosa. lo mejor que se puede hacer con una chica es mostrar indiferencia, si se dan cuenta que estas interesado te liquidan. las mujeres desean tener a todos los hombres a sus pies, por tanto, no hay que demostrar mucho interés para chocar con su ego. a las mujeres no les gusta ser rechazadas. por otro lado, un hombre que se muestra desesperado lo único que logra es que la mujer se aleje.

   lo peor que puedes hacer es arrastrarte y perder la dignidad.

   muchas veces uno no sabe lo que una mujer quiere, ni ella misma lo sabe. para complicar más las cosas, ellas creen que quieren otra cosa diferente de lo realmente quieren. mi gran problema con las mujeres es que tengo baja autoestima porque tuve una educación muy rigurosa: los errores se me castigan con dureza y no tengo premios cuando acierto. con respecto a las chicas siempre tengo miedo a decepcionar y soy muy sensible a la belleza. en esencia la vida es sufrimiento.
   un gran error en muchos varones es adular todo el tiempo a una mujer diciéndole que es hermosa, eso las aburre. Si la tienes en un pedestal no la atraerás. una mujer te debe valorar, tiene que sentir que vos sos más de lo que ella puede pretender.
  
   las mujeres detestan a los débiles, entregados, arrastrados y dependientes.
  
   es fundamental ir de frente con seguridad, sinceridad y buen humor. sí rebotas, actúa como que no te importa. inténtalo nuevamente con onda, si tampoco te da cabida, olvídala y buscate otra.

   la mujer es como es. no como vos querés que sea.

   recuerdo una tarde cayendo las hojas que salgo con ingrid, nos pusimos de acuerdo, fuimos con mi motocicleta a los bosques de palermo. ingrid es alta, delgada y rubia. tiene bien puesto cada cosa en su lugar, unas gomas terribles y la cara ni te cuento. todo se encuentra amarillo como el oro con enceguecedora luz. yo estoy patuco. ella lleva sanguches de migas y papas fritas en una pequeña canasta, por mi lado me encargo de la bebida llevando una fanta en una pequeña conservadora con hielo. conversamos largos y distendidos a la sombra de un pino en un rincón apartados de la muchedumbre. charlamos riéndonos. me siento feliz de tenerla cerca, mientras dos gatos se pelean cerca de nosotros. ella mastica de manera lenta y delicada. yo, al contrario, mastico muy rápido. ordeno los billetes colocándolos todos con las caras delante y en orden. quiero prolongar la charla y digo carraspeando “kierkegaard escribió que la inocencia es ignorancia y que ese no saber es lo que provoca angustia, la posibilidad de elección”; ella contesta “esas son puras especulaciones”.

    deduzco que es un error intentar hablar de literatura con ingrid, ya que no le importa un pomo. es tan agradable tenerla tan cerca, no importa lo que dice... importa que está ahí, conmigo.
   uno no sabe lo que quiere una mina, ni la misma mina sabe lo que quiere. lo que intento decir es que no sos un boludo si piensas que una mujer gusta de vos y te equivocas, o viceversa.
   ante el abismo de silencio la apreto, acerco mi boca amagando un beso y ella me rechaza. después la interrogo ¿cómo te sentís?, me responde “no sé estoy confundida... necesito un tiempo” y se va tomar el buque. veo como un salame que se aleja su hermoso culo. pocas veces las cosas funcionan con alguien que te gusta. las mujeres llevan en su corazón deseos de venganza. el sol desaparece y me quedo sin beso.
  

nf