Raquel
Peor es
estar casado y dormir solo, meditaba. Fui detrás de un bagarto con tacones, no
tenía a quién esperar. Cada uno hace lo que es posible para sobrevivir y hace
mucho que no tenía una alegría. Quienes saben esperar encuentran buenas cosas,
pero solo las que dejaron otros. Buscaba cambiar, hacer algo que nunca hice
antes.
Alguna vez dije que no hay paraíso para los
solitarios.
Muchas veces deambulaba por el arrabal con
una calza negra de verano -que marcaba su culo- y la crencha suelta teñida al
sol. Mis amigos la apodaban "la travesti"; ya que de lejos parecía
una mujer. Pero, observándola detenidamente, seguía teniendo cuerpo femenino
con rostro de macho.
Un viernes, que caminaba cerca de mi casa, me
acerque a ella y le pregunte si quería pasar a tomar unos mates escuchando un
poco de música; ella contesto: "Cuando salga del laburo paso". Me
sentí sucio.
La esperé en la vereda mientras mi boca lanzaba
humo.
Como sentía vergüenza por mi invitada la hice
transitar por el pasillo del costado de mi hogar (para que no la viera mi
madre). Su boca era un cenicero y sus ojos tristes. Abrí la puerta de atrás e
ingresamos a mi atorradero, la invite a sentarse en una de las dos sillas que
disponía.
-¿Qué música querés escuchar?
-Me gusta la bachata -contesto.
Tras un pequeño debate acerca de que música
escuchar, negociamos en colocar en la
compactera un mp3 de Calamaro.
-Ahora voy a preparar el mate -y agrego- ya
regreso.
-Okey, te espero.
Mientras calentaba el agua en la pava pensaba
"La verdad que le estoy haciendo un favor a esta mina."
Regresaba con el termo y el mate al
atorradero y me pregunta.
-¿Le pusiste una cucharada de azúcar al
primero?
-Sí, como vos me pediste.
Mientras llevábamos a nuestros labios la
bombilla, Raquel -con voz triste- me relataba detalladamente el maltrato que
recibía por parte de una anciana que cuidaba a dos cuadras de donde vivía. Una
fuerza superior me empujaba a soportar su relato.
Encendía la computadora y le digo si quería
ver un "video de acción". Ella accede.
Nuestras sillas juntas, muy juntas, miraban
el monitor. Cuando se acercaba una escena donde había un petardo puse mi mano en
su muslo (...) comenzaba Sasha Grey a tragar y Raquel expresó "hay que
asco" , mi pantalón se había hinchado . Mis dedos inquietos seguían deslizándose lentamente pero,
cuando se aproximaron a su entrepierna, las detuvo exclamando "pará
acá."
A veces hacer lo correcto es hacer lo
incorrecto y me disponía a manosear nuevamente, cuando la percanta me preguntó:
-¿Dónde puedo echar un meo?
Yo conteste anda a la puerta que está ahí en
la izquierda.
La naturaleza es impredecible, de nada sirve
violentar un destino que no me pertenece. Reflexionaba que es inútil forzar una
situación que no existe.
En seguida puse Babasónicos. Coloqué esta vez
mi mano solo un poco arriba de su rodilla que intentaba subir.
-¡Uh! Me cagué -juntando sus manos en la nariz.
-Asquerosa -apartándome con la silla-, sos
una asquerosa.
-Es que el mate me da gases.
nf