El duende
Hay quienes encuentran
buenas cosas, pero solo las que dejaron otros que.
Cuentan los que saben que a los duendes no
les agradan que los muden de sitio. No existen las personas "normales",
hay personas que son un poco locas y otras que son muy locas. Úrsula está media
loca por los duendes y cree que los duendes son espíritus frívolos, es decir, que
son seres que no son ni buenos ni malos; aunque tienen tendencia a la malicia
como cuando cambian las cosas de lugar... afirma que lo hacen solamente porque
son traviesos. Ella siente admiración por los duendes, especialmente por los
pixys que son juguetones y suelen estar cubierto de color verde. Entre otras
cosas, se señala que a los pixys les encanta arrojar tapas de ollas para
asustar a. Úrsula tiene un tatuaje de un
pixy con vestido verde y sombrero magenta en el hombro derecho... pero hay algo que ignora de.
El deseo es impaciente y a veces no se
acepta la verdad porque no se quiere. Cada uno ve lo que quiere ver. La verdad
duele una sola vez y nos hace libres, sin embargo hay gente que quiere
permanecer encadenada. La culpa no es barata es.
Pablo
Podestá es una localidad mistonga del partido Tres de febrero, transcurre el
siglo veintiuno y aún no tienen cloacas
y olores de pantanos caminan sus calles. Sobre la avenida Nicaragua hay un
comercio de utilería y cotillón que, entre sus mercancías, tiene un muñeco de
un duende con rostro simpático. Úrsula desde hace tiempo que desea adquirir uno
para decorar su casa; al observarlo, escondido en un rincón, pregunto su precio.
Sin regateo lo.
Un mal día eligió para dejar de fumar.
Ella
vive con sus dos hijos, el mayor tiene diecisiete y el menor once. A los pocos días
de estar en el nuevo hogar, el duende
cambia su semblante como si estuviera enojado. Seis días después de la venida
del huésped, Miguel (el menor de los hijos) en un paseo en bicicleta distraído
choca contra el cordón de la calle, se disloca un brazo y también sufre
escoriaciones en.
A la
semana siguiente Marcos, el hijo mayor, siente una terrible contorsión en el
estómago. Al no cesar el dolor la madre pide el auxilio de un vecino estudiante de medicina, lo
examina presionando fuertemente en la zona abdominal y Marcos gime de dolor.
Inmediatamente lo transportan al hospital interzonal de San Martín y el médico
de guardia, que examina al consultante por segunda vez, diagnostica
apendicitis. Lo trasladan de urgencia al quirófano. El cirujano relata a la
progenitora que unos minutos después de introducirle una bolsita en el apéndice
estalla encapsulado; de lo contrario hubiera ocasionado peritonitis y.
El
corazón de Úrsula golpea al ritmo de batería de una banda de heavy metal y no
comprende porque la tragedia se apodero de su familia; se dice a sí misma
"tengo que salir de ésta". En la casa se respira un aire denso.
Afuera hay un sol que raja la tierra. Los
días de diciembre son horribles porque hay que simular estar alegre en la
víspera de Nochebuena; por si fuera poco hay personas que aparecen sin avisar. Una amiga visita a la desventurada madre y mientras
suenan canciones de Andrés Calamaro, Mónica observa el living de la residencia y ve
al duende sentado en una repisa, entre libros de Kardec y Swedenborg. Mónica,
chupando la bombilla del mate, pregunta:
-¿Hace mucho que tenés ese duende? -con
labios temblorosos.
-Será hace un mes -responde Úrsula.
El rostro de la anfitriona refleja la
tristeza de un domingo por la tarde.
-¡Uh! -exclama Mónica tocándose la frente. Y
agrega-, no sabes que los duendes son
malditos... traen muchos dolores .
Úrsula se inclina levemente hacia adelante,
con la espalda media encorvada.
-¿Y qué hago? -pregunta Úrsula con julepe.
- Devolvelo donde lo compraste.
La
dueña del duende piensa "Hay que
creer" y pasa la palma derecha sobre su.
nf