miércoles, 1 de junio de 2016

El duende

El duende

   
   Hay quienes encuentran buenas cosas, pero solo las que dejaron otros que.
  Cuentan los que saben que a los duendes no les agradan que los muden de sitio. No existen las personas "normales", hay personas que son un poco locas y otras que son muy locas. Úrsula está media loca por los duendes y cree que los duendes son espíritus frívolos, es decir, que son seres que no son ni buenos ni malos; aunque tienen tendencia a la malicia como cuando cambian las cosas de lugar... afirma que lo hacen solamente porque son traviesos. Ella siente admiración por los duendes, especialmente por los pixys que son juguetones y suelen estar cubierto de color verde. Entre otras cosas, se señala que a los pixys les encanta arrojar tapas de ollas para asustar a. Úrsula  tiene un tatuaje de un pixy con vestido verde y sombrero magenta en el hombro derecho...  pero hay algo que ignora de.
   El deseo es impaciente y a veces no se acepta la verdad porque no se quiere. Cada uno ve lo que quiere ver. La verdad duele una sola vez y nos hace libres, sin embargo hay gente que quiere permanecer encadenada. La culpa no es barata es.
   Pablo Podestá es una localidad mistonga del partido Tres de febrero, transcurre el siglo veintiuno y  aún no tienen cloacas y olores de pantanos caminan sus calles. Sobre la avenida Nicaragua hay un comercio de utilería y cotillón que, entre sus mercancías, tiene un muñeco de un duende con rostro simpático. Úrsula desde hace tiempo que desea adquirir uno para decorar su casa; al observarlo, escondido en un rincón, pregunto su precio. Sin regateo lo.
    Un mal día eligió para dejar de fumar.
    Ella vive con sus dos hijos, el mayor tiene diecisiete y el menor once. A los pocos días de estar en el nuevo hogar,  el duende cambia su semblante como si estuviera enojado. Seis días después de la venida del huésped, Miguel (el menor de los hijos) en un paseo en bicicleta distraído choca contra el cordón de la calle, se disloca un brazo y también sufre escoriaciones en.
   A la semana siguiente Marcos, el hijo mayor, siente una terrible contorsión en el estómago. Al no cesar el dolor la madre pide el  auxilio de un vecino estudiante de medicina, lo examina presionando fuertemente en la zona abdominal y Marcos gime de dolor. Inmediatamente lo transportan al hospital interzonal de San Martín y el médico de guardia, que examina al consultante por segunda vez, diagnostica apendicitis. Lo trasladan de urgencia al quirófano. El cirujano relata a la progenitora que unos minutos después de introducirle una bolsita en el apéndice estalla encapsulado; de lo contrario hubiera ocasionado peritonitis y.
   El corazón de Úrsula golpea al ritmo de batería de una banda de heavy metal y no comprende porque la tragedia se apodero de su familia; se dice a sí misma "tengo que salir de ésta". En la casa se respira un aire denso.

   Afuera hay un sol que raja la tierra. Los días de diciembre son horribles porque hay que simular estar alegre en la víspera de Nochebuena; por si fuera poco hay personas que aparecen sin avisar.  Una amiga visita a la desventurada madre y mientras suenan canciones de Andrés Calamaro,  Mónica observa el living de la residencia y ve al duende sentado en una repisa, entre libros de Kardec y Swedenborg. Mónica, chupando la bombilla del mate, pregunta:  
   -¿Hace mucho que tenés ese duende? -con labios temblorosos.
   -Será hace un mes -responde Úrsula.
   El rostro de la anfitriona refleja la tristeza de un domingo por la tarde.
   -¡Uh! -exclama Mónica tocándose la frente. Y agrega-,  no sabes que los duendes son malditos... traen muchos dolores .
   Úrsula se inclina levemente hacia adelante, con la espalda media encorvada.
   -¿Y qué hago? -pregunta Úrsula con julepe.
   - Devolvelo donde lo compraste.
    La dueña del duende piensa  "Hay que creer" y pasa la palma derecha sobre su.

nf


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