viernes, 1 de diciembre de 2017

Moisés y el monoteísmo

Moisés y el monoteísmo

  Moisés en lengua hebrea suena a Mosche. El capítulo II del Éxodo nos cuenta que una princesa egipcia salvo del Nilo a un niño, del cual proviene la etimología del nombre:  al que yo he salvado de las aguas. Pero esta explicación es insuficiente ya que la forma hebraica Mosche significa "el que extrae". Esto resulta insostenible y la objeción tiene como base, en primer término,  que una princesa egipcia utilizase un nombre derivado del hebreo y, en segundo lugar, el agua de donde haya sido extraído es muy probable que no tenga relación con el Nilo.
  Varios autores sospechan que el nombre Moisés deriva de la lengua egipcia. La palabra egipcia Mose significa niño, y era la abreviatura de nombres egipcios. Por ejemplo Amen-mose (significa niño Amón) o Ptha-mose (niño Ptha). La forma Mose se encuentra en numerosos monumentos egipcios. Hay reyes egipcios como Ah-mose, Thut-mose (Thothmes) y Ra-mose (Ramses).
  La s del final del nombre Moses derivase de la traducción griega del Antiguo Testamento. No pertenece al hebreo, ya que en esta lengua el nombre es Moshe.
  Quien tiene un nombre egipcio es egipcio, y esto se justifica más en la antigüedad.
  Otro punto importante consiste en que cuando un mito o una leyenda se la quiere pasar por una personalidad histórica lo que importa es la realidad. En el caso de Moisés la familia que realmente existe es en la cual el individuo ha nacido y crecido, en cambio, la familia ficticia es la que la fábula lo ha transformado en judío.
  
   Moisés es un egipcio que la fábula ha transformado en judío.

  Cuando un pueblo o una tribu erige una empresa es de esperarse que el jefe sea elegido del mismo pueblo que mantenga su cultura. Más teniendo en cuenta el desprecio, muy conocido, que sentían los egipcios por los pueblos extranjeros. ¿Puede un solo hombre crear con facilidad una nueva religión?, ¿no es más natural que lo atraiga a su propia religión? Habría que pensar que de haber sido egipcio Moisés la religión implantada debió ser la de ese pueblo. Y queda la posibilidad de que la religión que Moisés dio al pueblo judío fuese una religión egipcia, aunque no la egipcia.
   En la dinastía XVIII subió al trono egipcio, en el año 1375 a.C., un joven faraón que se llamó Amenhotep. Este rey dio a sus súbditos una nueva religión, se trataba de un severo monoteísmo. Pero el reinado de Amenhotep duró sólo diecisiete años. Durante el reinado de Amenhotep III, el padre y antecesor del reformador, la adoración al Dios del Sol único adquirió un nuevo matiz; en oposición al poderoso Amón de Tebas.
  En nombre del Dios del Sol, Atón o Atum, el joven rey halló un movimiento que hizo suyo. Gracias a las conquistas de Tothmes III, Egipto añadió al reino Nubia, al sur; Palestina, Siria, y una parte de la Mesopotamia, al norte. El faraón amplio los límites del imperio egipcio extendiendo la influencia de su nueva divinidad. Amonhotep rendía culto al Sol. En dos himnos dedicados a Atón se adora al sol como creador y mantenedor de todo lo que vive. Tiene un parangón en los Salmos, siglos más tarde, con que honraría el pueblo judío a su Dios Jehová.
  El rey egipcio transformo el politeísmo con la doctrina de un Dios universal y con un riguroso monoteísmo, con total exclusión de otras deidades. Un himno de Atón dice claramente: "Oh, tu único Dios a cuyo lado no hay ningún otro."
  Había, en aquella época,  una violenta oposición de los sacerdotes de Amón. Esto influyo de tal manera que fue prohibido el nombre del Dios  Amón y, además, Amenhotep sustituyó su nombre por Akhenatón. El odiado dios no solo desapareció de su nombre, sino también todas sus inscripciones. Poco después Akhenatón abandonó la ciudad de Tebas y construyó rio abajo una nueva residencia que denomino Akheatón (horizonte de Atón). En la actualidad sus ruinas se llaman Tell-el-Amarna. 
  Si Moisés hubiera sido egipcio y hubiera dado a los judíos su propia religión, ésta sería la de Akhenatón, es decir la religión de Atón. Ambas son formas de un severo monoteísmo y concuerdan en sus características fundamentales.
  El monoteísmo judío se presenta más severo que el egipcio, por ejemplo cuando prohíbe terminantemente toda representación material de los dioses. Y en la religión judía se abandona completamente la adoración al sol, que se mantiene en la egipcia.
  Akhenatón tenía que luchar contra la religión del pueblo en la que el dios de los muertos, Osiris, desempeñaba un gran papel. Tal vez por ello, en la religión judía nada se dice del más allá ni de la vida después de la muerte.
  Cuando se trata de establecer de donde los judíos adquirieron la costumbre de la circuncisión solo se encuentra una respuesta: de los egipcios. Heredoto nos cuenta que la costumbre de la circuncisión de los egipcios data de largo tiempo y se confirma por la observación de las momias y las paredes de las sepulturas. Ningún otro pueblo del Mediterráneo oriental tenía esa costumbre, puede afirmarse que  los semitas, babilonios y sumerios no estaban circuncidados. No existe la posibilidad que los judíos adquiriesen la costumbre de la circuncisión de otra parte. La circuncisión, por regla general, es un sacrificio simbólico.
  Siguiendo con este argumento carece de sentido que Moisés, suponiendo que era judío, quisiera a su pueblo libertar del cautiverio de los egipcios y seguir una costumbre que procede de los egipcios (si se quisiera desarrollar una existencia nacional, independiente y autónoma). Al contrario, despertaría un recuerdo de servidumbre.
  Si Moisés introdujo en los judíos la costumbre de la circuncisión fue porque él no era judío, sino egipcio. Y es muy probable que Moisés dio a los judíos la religión mosaica que es egipcia, aunque no la común de ese pueblo, sino la de Atón.
  Sí Moisés vivió en la época de Akhenatón, y suponemos una relación con este rey, aparece una posibilidad que explica todos los enigmas.
  Quizás Moisés era miembro de la casa real, como afirma la leyenda, y supongamos que era un hombre importante. Debería ser de gran capacidad, ambicioso, activo, quizás también soñaba con dirigir algún día su pueblo y dominar el reino. En tal caso, vio trastornadas sus esperanzas e ideales a la muerte del rey. No abandonando sus convicciones, si seguimos especulando, Egipto nada podría ofrecerle y se consideró ajeno a su patria. Los sueños de Akhenatón eran rechazados por su pueblo y al destrozarse su imperio Moisés tomo su legado, trazó un plan de fundar un nuevo reino con un pueblo que rindiese culto a la religión abandonada por los egipcios.
  El éxodo de Egipto debió ser entre 1358 y 1350, es decir, después de la muerte de Akhenatón y antes de que Haramhab asumiera la autoridad del Estado.
  Cuando se acepta que la circuncisión es una costumbre egipcia, introducida por Moisés entre los judíos, se deduce que la religión que él les dio era también una religión egipcia. Quien niegue este hecho tendría también que negar cuanto se refiere al problema de la circuncisión.
  Jehová impuso a Abraham como signo de la unión entre él y su descendencia la circuncisión, pero se trata de una ficción torpe. El hecho de que la circuncisión fuese habitual en Egipto no podía ser desconocido por los israelitas que crearon los textos bíblicos, no debían ignorarlo pero tenían que negarlo a cualquier precio.  Sino un israelita que se trasladase a Egipto tendría que ser considerado como hermano en Jehová de todos los egipcios.

Al que desee profundizar el tema, me remito a la fuente Moisés y la religión monoteísta de Sigmund Freud.

Nelson Kuidef



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