Extraño perro
Habían viajado por placer a Río de Janeiro
del verde Brasil.
Un día antes de emprender el regreso,
recorrían un feria en una plaza en las afueras de la ciudad. Acaecía un puesto
donde vendían una extraña mascota a un precio irrisorio, los niños estaban
fascinados con el animalito y, con insistencia, lograban persuadir a sus
progenitores que lo adquiriera.
El mercader decía que era una raza de perro
cruza de chihuahua con pequinés. Era chico de tamaño y poseía un prominente
hocico.
La nueva mascota se adaptaba sin ninguna
complicación al nuevo hogar. Lo que verdaderamente llamaba la atención era el
voraz apetito que tenía. Al principio consumía el típico alimento balanceado,
sin embargo, no saciado seguía comiendo todo alimento que encontraba. La gula
era incontrolable.
Un día por la mañana el jefe de la familia
al levantarse para desayunar encontraba una muy desagradable sorpresa. El
felino, compañero de mascota del perrito, se hallaba muerto quedando únicamente
la cabeza.
Inmediatamente acudieron a un veterinario
para consultar sobre lo que sucedía. Ellos contaban lo referido y sospechaban
que la nueva mascota tenía rabia.
El experto les pidió que les trajeran al
canino para examinarlo. El profesional, luego de haberlo observado con
atención, sentenciaba sin vacilación: "No me cabe la menor duda que tienen
que sacrificar este animal, ya que no es un perro sino que es una subespecie de
rata selvática."
NF
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