viernes, 1 de mayo de 2015

Extraños en este mundo

Extraños en este mundo

  Todos estuvimos un poco locos al elegir la Tierra para reencarnar. Cuando nacen los hombres en la Tierra somos como extraños en una tierra extraña, los espíritus son extranjeros al reencarnar en un cuerpo que le es chocante. Los humanos que residimos en la Tierra somos como extraterrestres.
  La Tierra no es el infierno, pero es uno de los mundos inferiores del Universo (hay mundos aún mas inferiores).
  En los mundos superiores hay mayor cantidad de espíritus buenos que malvados; inclusive hay mundos que son poblados exclusivamente por espíritus buenos. Aquellos mundos tienen un cuerpo impalpable comparado al terrestre. La mayor parte de los espíritus que habitan en la Tierra son espíritus inferiores, lo que provoca que haya tanta maldad aquí. Por este motivo expresó Jesús que Satanás es el príncipe de este mundo.
  La gran mayoría de los espíritus inferiores que moran temporariamente en este mundo vienen para purgar y expiar. Los más atrasados (al desencarnar y fallar en su misión) regresan a mundos mas imperfectos. En general, los pocos espíritus bienhechores que reencarnan aquí es porque vienen a cumplir una misión.
   La inmensa masa de los espíritus que habitan la Tierra están sometidos a una prueba; este mundo es un purgatorio y debemos aprovechar nuestra estancia para purificarnos e intentar superar nuestras pruebas. De tal modo obtendremos una mejor progreso. Sería ilógico pensar que por vivir cincuenta años (o lo que fuere) en este mundo iremos a un infierno o paraíso eterno. Si fuera así, el Creador sería injusto.
  Cuando el mandamiento bíblico nos dicta "Amar a Dios sobre todas las cosas" no significa que hay que estar todo el tiempo adorando y alabando a Dios (el Todopoderoso no necesita nada). Significa que hay que evitar aferrarse a las cosas y a las personas, significa también dar mayor importancia a la búsqueda espiritual que a la posesión de objetos materiales. Las mayores vanidades son el poder y la fama.
  El creerse poderoso es un síntoma de locura. Todo es vanidad.
  En los mundos inferiores se podrá estar mil años (sobretodo si se trata de un espíritu perverso), pero en algún momento ese espíritu querrá progresar. Dios no condena a nadie a los mundos imperfectos. Podrá permanecer mucho tiempo en la maldad, pero no eternamente. Lo contrario equivaldría a decir que Dios es artífice de la imperfección. El Creador permite el mal, pero no lo aprueba.
  Un hecho malicioso constituye una prueba para los involucrados, para el que lo comete y para el que lo recibe. Todos rendiremos y pagaremos las acciones y hechos que perpetramos.
  La Tierra (quizás) constituye el infierno de otro mundo.


nf

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