Un libro descansa
"Para ser sinceros: los seres humanos son
los diablos de la tierra y los animales las almas atormentadas." Arthur
Schopenhauer
Sé que no soy del todo sano
y enciendo un cigarrillo tras otro. La tristeza siempre regresa y muchas veces
Chopin me acompaña con su piano polaco. Por la noche estando solo la mayor parte
del tiempo planeo, pienso, y medito de que manera conquistar a una mujer. Cuando
las cosas fallan hay que hacer las cosas de manera diferente, cambiar el rumbo
no el objetivo. No puedo pernoctar pensando en lo que no tengo, al menos sé lo
que me falta. Me despierto y el sol se burla de mí. Muy dentro de cada uno todos
nos sentimos solos. La única persona que siempre me ha ayudado fue mi madre, y
ya no está. Es una lucha constante no sentirse solo. No tengo miedo a la
muerte, tengo miedo a la vida. No puedo con la soledad y harto de esperar la muerte apeo hacia el sur con los bolsillos
vacíos.
Intento esquivar el
sufrimiento, aunque así y todo no soy feliz.
Estoy peor que una
garrapata en un perro de peluche. Un perro ladra a dos guachos que pasan con
gomeras. Golpeo la puerta de entrada de la casa de Eduardo, corre el vistillo,
veo un ojo que contesta "Espera que me pongo un calzoncillo y te
atiendo". Abre y lo sigo mientras se rasca el culo. Todo es oscuro, las
persianas están echadas, excepto por donde el sol se cuela en los trozos rotos
de las persianas. Nos salen al cruce dos cuscos que el dueño acaricia
diciéndoles, "bueno, bueno ya está".
Una vez al año se
rasura totalmente el rostro, así afeitado parece una persona. Su estómago es
como una sandía y tiene pelos muy largos en los agujeros de la nariz. Al lado
de Eduardo siempre está la mugre. La casa huele a humo de tabaco y excrementos
de perros que se encuentran esparcidos en todos los rincones. Cuando se
amontonan Eduardo los levanta con una pala o con una mano envuelta en papel
higiénico y los arroja al retrete indicando, "tendría que ponerles pañales
a estos perros". Circula un aire muy parecido al de un tacho de basura
destapado. Cachafaz duerme siempre con los tres perros y las pulgas, si quieres
a los perros también quieres a sus pulgas. Al baño le decimos Valdez, porque la
mochila del inodoro no funciona y cada vez que se usa hay que arrojarle un
balde con agua.
Las ratas se sienten
incómodas por compartir la casa con Eduardo. Chupa un mate con yerba vieja y
dice:
-Vení te voy a enseñar
algo -enciende un cigarrillo.
-¡Ah! Mira cómo están
los tomates.
-Y también puse
semillas de morrones. -Ves acá están creciendo.
El patio de la casa está
cubierto casi totalmente con cerámico, un solo cantero rectangular existe en el
fondo.
-Acá estoy haciendo una
huerta ecológica -mientras sale humo de su nariz agrega-, la yerba usada la
deposito en el cantero y toma un color negro.
-Sí. Si veo -tomo un
cigarrillo ofrecido de su mano.
-La yerba se transforma
en humus y es una tierra muy buena -dice Eduardo rascándose la cabeza-. Por eso
es una huerta ecológica porque se aprovecha todo.
-Claro el poco espacio
lo haces productivo.
-Y no solo eso, si no
también que las semillas no las compro -tira una colilla en el suelo-, las
semillas son del residuo de las verduras que consumo.
Luego ingresamos a la cocina y me propone beber vino.
-¿No es muy temprano
para arrancar?- pregunto tocándome la nariz.
Eduardo me dirige una
mirada inquieta y desafiante.
-Yo no tengo horarios
para tomar -responde.
Nadie logro que dejara
de beber. Nos sentamos en taburetes enfrentados en la pequeña barra que se
encuentra entre la cocina y el comedor. Moscas gordas revolotean en círculos
sobre la cocina. Destapa otra botella de vino tinto con manos temblorosas y
sirve en dos vasos sucios. Con su aliento oliendo a cenicero me interpela.
-¿Cómo llevas lo de
Karina?
-Karina solamente se
fue físicamente... de mí balero no se fue.
Cada vez que alguien me
pregunta por Karina me pongo triste. Sí he cometido errores ¿Vos nunca te
equivocaste? Sí nos equivocamos. Pero, ¿porqué se pagan tan caro los errores? El
amor es el engaño de una ilusión. Yo no la deje a ella, ella me dejo a mí. Todos
los malditos días pienso en Karina. Como actúas después de una decepción te
hace ver cómo eres.
Enciende otro cigarrillo
sentenciando:
-Que pucho el parisien,
no hay mejor cigarro que el tabaco negro -mientras arroja la colilla a un
costado del piso sucio.
-Un amigo mío de la
secundaria decía que no hay nada mejor, cuando uno está con una mina, que un
vaso de whisky antes y un pucho después.
Eduardo levanta el vaso
sobre los ojos y hace un fondo blanco y nuevamente arroja vino en su copa. Sus
ojos se tornan vidriosos y su nariz es como un tomate. Eduardo es una planta
que crece sin un plan. A través de los parlantes se escucha Edmundo Rivero.
Agarro el paquete de
parisienes de la barra y enciendo uno.
-¡Un hombre no puede
ser amigo de una mujer! -con una mano Eduardo empuña el vaso y entre los dedos
de la otra sostiene el cigarrillo.
-Solamente se puede ser
amigo de una mujer si es fea -apoyo mis manos en mis muslos.
-Dale toma el tinto -
alarga nuevamente su mano a la botella con sangre de uva.
-De una mina linda es
muy difícil ser amigo -digo sorbiendo un pequeño trago.
-¡Un hombre no puede
ser amigo de una mujer! ¡El sexo se interpone!
-Un varón no puede
tener como amiga una mujer que le atrae - y agrego-, no hay que exagerar una
amistad con una mina que te gusta.
-Únicamente se puede
ser amigo de una mina antes o después de tener sexo -llena su copa de nuevo y
enciende otro paruca -. ¡Un hombre no puede ser amigo de una mujer!
Los labios de mi
compañero se tornan azulados y su cuerpo tambalea. Comienzo a sentirme incómodo.
-¡Un hombre no puede ser
amigo de una mujer ! (...) He visto lindas minas que terminaron con cada negro
(?) La única mujer revolucionaria de este país fue Eva Perón.
La paranoia nos protege
de este mundo.
-Me tengo que ir
-pregunto tocándome el lóbulo de una oreja-. ¿Me puedo llevar El miedo de la
libertad de Erich Fromm?
-Sí agárralo y después
tráemelo -responde Eduardo sujetándose en la barra.
No hay que quedarse
mucho en una casa ajena, porque allí habitan los fantasmas de los que viven. Deja
de llover y el cielo sigue nublado. Sórdido tomo el libro del estante junto con
otro, omitiendo a mi amigo el nombre y el autor del otro libro, con intención
de no devolverlo.
nf
Nadie da nada
de balde, sabelo
(La H)
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