Paso prohibido
La selva misionera es continuadora de la
amazónica. El sol lame la copa de los árboles y la vegetación es abundante.
Existe una gran variedad de insectos (productos del calor y la humedad), entre
ellos se encuentra el mbarigüí. Es un mosquito pequeño y negro que pica muy
fuerte, atacan en grupos de miles y no dejan de chupar sangre hasta que se los
matan. Por esta razón –a pesar del apremiante calor- las personas que se
introducen en la selva convenientemente se visten con un atuendo grueso para
abrigarse de ésta molestia. Esta clase de mosquitos duran todo el día y todos
los días del año. Sobre las piedras desnudas iguanas y lagartijas beben sol. Este
mundo no ha sido creado para la felicidad del hombre y la selva ignora el
pasado. Nadie ingresa al mundo sin llorar. Para la selva la muerte es
indiferente, no importa si todos morimos.
Los leñadores, al
comienzo de sus labores, siempre observan hacia las copas de los árboles para
no encontrarse con una desagradable.
Hay una franja de
territorio que posee una extensa arboleda y una empresa maderera aprovecha sus
recursos para explotarla. Los leñadores buscan (especialmente) lapachos y
quebrachos de madera muy dura para talar por su. Como el lugar ofrece muchos
peligros hay una cinta de seguridad que fija el paso de.
El mayor peligro es el
acecho del yaguareté o tigre misionero, aunque se encuentra en peligro de
extinción se puede topar con uno. También existen otros riesgos como las
yararás y las víboras corales que son muy venenosas, su mordida produce un
terrible dolor y si no se aplica a tiempo el antídoto provoca el paso a. Los pajonales
son ricos en víboras.
En pequeños grupos de
dos o tres individuos se reúnen los leñadores (jamás están solos), primero desnudan
al árbol y las hojas caen como lágrimas refregadas contra sobrevivientes
vecinos, luego lo derriban acompañando con un sapucai la caída. Los rayos del
sol abren caminos entre los árboles muertos y descubren la tierra colorada.
Un talador que tiene un
llamado de la naturaleza dio aviso a su compañero que por un momento va a
cruzar la cinta, ya que el campamento dista a unos setecientos metros y la
urgencia es. Este le expresa que no se demore porque es muy arriesgado. Las
equivocadas decisiones tienen malas consecuencias y hay cierto género de
personas que si intentas salvarlas se enojan.
Transcurre una hora y
el leñador no. Comenzó el camarada a gritar el nombre de pila del ausente, pero
no se oye ninguna respuesta. Las ramas de los arbustos tiemblan. Está cayendo
el sol y alarmado fue a solicitar ayuda al campamento, ya que es una situación
que no puede manipular una sola persona. Ir a buscarlo solo es tan absurdo como
desear algo que ya se tiene.
Arriba un grupo de
cazadores con itacas, rifles, y perros de rastreo. La luna lechosa comienza a
despertar en un cielo azulado. Junto a las voces compasivas de búsqueda se
escucha el croar de los sapos, el característico silbido de las ranas, y se
percibe.
Al pasar una hora la
preocupación y la tristeza se adueña de.
Una escuadrilla escucha
crack - crack en un pastizal, un vaqueano se adelanta y encuentra a enorme
anaconda con dos piernas humanas en su boca. Los cazadores logran matar al
reptil, intentando inútilmente rescatar con vida a.
NF
No hay comentarios:
Publicar un comentario