martes, 8 de octubre de 2013

Gabriel

                                                                Gabriel

     Se presento en un entresueño (ante mí) una voz dulce y agradable. Me dice que su nombre es Gabriel, que su función es protegerme. La sagrada escritura nos enseña que el sueño es el medio mediante el cual los ángeles se comunican con nosotros (no hay ninguna otra manera). Pregunte si era el de las Escrituras, respondió que no, que simplemente es mi ángel de la guarda. Después le interrogue ¿porqué tengo tanta tristeza?, me respondió “Todas las personas de este mundo tienen tristezas y alegrías” y agregó “Aunque tu hayas tenido muchas tristezas no creas que sos la única, todas tienen sus tristezas.”
    Pregunté nuevamente ¿Jesús me ha perdonado? Responde “Hace ya mucho tiempo que Jesús te ha perdonado; eres tú el que debes perdonar y perdonarte para ganarte el Paraíso” ¿A quién? –Interrogo- “A todos debes perdonar de corazón, pero especialmente a tu padre” -después agregó el ángel-  “El día que en tu espíritu perdones a tu padre, ese día irás al Cielo”. Conteste que para mí era muy difícil perdonarlo porque me había hecho mucho daño. Gabriel repuso “Recuerda que él siempre te amó y estuvo a tu lado en los momentos mas difíciles.”
     Contesté que sí, que era cierto, pero él estuvo a mi lado cuando ya era demasiado tarde, cuando el daño psicológico ya estaba hecho. El protector me decía “recuerda que Dios ama a todos sus hijos, así como el padre ama a su hijo” Entonces pregunte ¿Porqué a veces me castigaba y muchas veces sentía que mi padre no me quería? El ángel contestó “Hay personas que creen que Dios los abandona y no los quiere, eso es falso” -añadió Gabriel- “tu padre siempre te amó, aunque tu no lo creyeras.”
    “Dios es amor, y Él ama a todos sus hijos.”
    Después le expresé que tal vez si tuviera mi propio hijo, y lo amara como su padre, aprendería el amor paterno y comprendería mejor las cosas. Que al fin lo perdonaría. El ángel reparó,  “no es necesario que tengas un hijo para que perdones.”
    Finalmente, entre lágrimas emocionadas, deje de percibir su dulce voz. Por último, se despidió diciéndome: “Soy tu ángel guardián, siempre estaré contigo para protegerte.”


NMF

No hay comentarios:

Publicar un comentario